jueves, 15 de noviembre de 2007

RESEÑA DE PELICULA MALOS HÁBITOS


Tenemos aquí pues, una denuncia abierta que intenta llamar la atención sobre los desórdenes alimenticios, pero que lo hace sin la doble moral que caracteriza a las producciones televisivas, con bastante mal gusto, por cierto. Sin embargo, la cinta pierde al espectador un poco del objetivo principal, dado el tratamiento de las historias que se desarrollan paralelamente y que aluden a dos circunstancias completamente distintas.

Por un lado vemos a Elena (Elena de Haro), una joven y hermosa mujer que obsesionada, con su propio peso, siente asco por los kilos que le sobran a su pequeña hija Linda (Elisa Vicedo). En otro contexto se desarrolla la historia de Matilde (Ximena Ayala), una muchacha que, tras graduarse de la carrera de medicina, decide tomar los hábitos religiosos, en la idea de que sólo el sufrimiento puede redimir y cambiar el mundo.

El primer relato es, por mucho, el mejor desarrollado de los dos. Además de las notables actuaciones de Elena y de Elisa como madre e hija, las escenas dicen tanto como los diálogos e incluso algunas llegan a ser algo grotescas para aquel público de estomagos débiles. Dos de los cuadros son verdaderamente significativos. El primero: el del marido-profesor de universidad que ha dejado de disfrutar el sexo con una mujer que lo lastima con su huesuda anatomía y que al mismo tiempo encuentra atractiva a una alumna llenita, que además goza del placer de la comida. El segundo: el de la madre que vive de agua, una rebanada de manzana verde y que fuma de pie mientras su familia come.

Si bien hay mayor elaboración en lo visual, la segunda historia es acaso una crítica al deformado pensamiento místico religioso, que convierte en pecado el placer y que hace del gusto por la comida un motivo de culpa.

Bross es despiadado cuando aborda los problemas de anorexia y bulimia como resultado de la ansiedad de las jóvenes por alcanzar los estándares de belleza que impone la moda e incluso recurre a la anécdota de
los baños de mujeres de la Universidad Iberoamericana , donde se descubrió que las tuberías de acero galvanizado del drenaje estaban completamente corroídas por los ácidos gástricos provenientes del vómito de decenas de estudiantes.

Si bien ésta producción es una muestra más del cine mexicano actual, no nos deja algún destello mental que aplaudir, problemas ya conocidos que si bien deben ser presentados a la sociedad una y otra vez para que se tome conciencia de su existencia, veremos con el tiempo si este largometraje cumple con el objetivo principal de su creador: provocar una reacción favorable en aquellas personas enredadas en los problemas alimenticios y acercarlos a pedir ayuda y a recuperarse.

No hay comentarios: